CUANTOS MÁS EJERCICIOS MENOS SERÁ LA DEPRESIÓN EN UNA PERSONA.
La depresión es un trastorno mental muy frecuente y una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo.Aunque los tratamientos psicológicos y farmacológicos son eficaces en muchos casos, la alta prevalencia de este trastorno y los efectos adversos de algunos antidepresivos hacen necesario implementar terapias complementarias.
El ejercicio físico ha demostrado ser un complemento eficaz a la hora de prevenir y tratar la depresión.
Entre otros efectos el ejercicio físico estimula la producción de proteínas que reparan las neuronas y aumentan su proliferación, regula los niveles de serotonina y
otros neurotransmisores, aumenta el flujo sanguíneo cerebral y estimula la liberación de endorfinas.
La depresión, un mal muy común
Se estima que una de cada seis mujeres y uno de cada diez hombres sufre o sufrirá depresión a lo largo de su vida. En la actualidad la padecen 350 millones de personas, cifras posiblemente infraestimadas dado que la depresión se considera a día de hoy tabú en muchas sociedades.
Todos estamos familiarizados con la depresión debido a su alta prevalencia. Sin embargo, su diagnóstico debe ser realizado siempre por un especialista para evitar confusiones con otras alteraciones como ansiedad, duelo, tristeza o simplemente apatía.
La realidad es que una persona deprimida está triste, no es capaz de disfrutar, tiene baja autoestima, sentimientos de culpa, muestra cansancio y falta de concentración. Conforme incrementa su severidad la depresión puede desencadenar trastornos del sueño o del apetito y, en los peores casos, suicidio.
Tratamientos contra la depresión
El tratamiento de los trastornos depresivos es eficaz y está principalmente basado en dos aproximaciones: el diálogo con un terapeuta o terapia psicológica (cognitivo-conductual o psicoterapia) en casos leves y moderados; y fármacos antidepresivos (inhibidores de la recaptación de serotonina y otros neurotransmisores y antidepresivos tricíclicos) para la depresión moderada y grave.
Aunque depende de cada persona, el tratamiento farmacológico no está exento de efectos adversos entre los que se incluyen nauseas, dolor de cabeza, sequedad de boca, insomnio, disfunción sexual y sedación.
El ejercicio físico. Numerosos estudios científicos orientados a la prevención han demostrado que el ejercicio físico reduce el riesgo de padecer depresión.
Además, las investigaciones sugieren una dosis-respuesta; es decir, que cuanto más ejercicio físico se practique (más de cinco horas por semana) menor será la probabilidad de sufrir este trastorno.
Sin embargo, si ya padeces depresión, aún estás a tiempo para beneficiarte de los efectos terapéuticos del ejercicio físico.
El ejercicio posee un efecto similar al de la terapia psicológica y algunos antidepresivos, reduciendo los síntomas de la depresión. Además, la evidencia subraya que el ejercicio aeróbico (correr, nadar, montar en bicicleta, etc.) induce mayores beneficios que el ejercicio basado en la fuerza.